La pasión que puedes lograr

Porque el ser hombre es un regalo, y todos los seductores reales tienen una característica en común, la cual es una regla entre nosotros y tienes que aprender a vivirla completamente: LOS SEDUCTORES VIVIMOS Y NOS GOZAMOS COMPLETAMENTE EN NUESTRA MASCULINIDAD.Sobre ésto te contaré en otros posts, pero ahora, quiero contarte una historia de un momento seductivo en mi vida, el precio invaluable de hacer sentir a una mujer deseada pasionalmente…

” Nuestras interacciones habían sido bastante frías ante los ojos de los demás, ella una exquisita mujer de personalidad confrontativa topó con un hombre que no le daba gusto en todos sus caprichos de niña guapa y mimada.

Estando en mi casa, recién venía de jugar un partido con mis amigos, me sentía exhausto. Me fui al baño y dije que precisamente ese día no me iba a afeitar, estaba contento con mi aspecto tosco y turbio. Me di mi merecido baño y caminé hacia el espejo del baño, el teléfono sonó…

Era ella, la morena de fuego me llamaba preguntándome que haría esa noche, quería que fuera a su casa a discutir ”asuntos de estudio”.

Mi cara no era turbia ya, aunque, entre la poca sutileza de una barba de tres días sin afeitar aún estallaba el agotamiento, pude verme al a mí mismo con un nuevo aire, el hombre del espejo tenía una mirada diferente, de sus intensos ojos azules centelleaba un deseo incontenible, yo…ya no estaba cansado.

Llegué a casa de ella, me extrañó que su novio no estuviera ahí, porque sabía que vivían juntos, un par de razones y dejamos al chico en su viaje fuera de la ciudad…no hablamos más del tema, hablamos de estudio…ella, me recibió con unos ajustados minipantalones que dejaban ver la deliciosa complejidad de unas largas piernas color canela, apoyadas sobre las fajas de unas sandalias negras que parecían perfectamente seleccionadas para esa ocasión. Yo me dediqué a lo mío mientras observaba con agradecimiento cómo sus formas de mujer se movían entre la tenue luz ”Qué deleite más grande el de ver la preciosa piel de una mujer moviéndose entre las sombras” -pensé-.

Nos servimos y bebimos un par de copas de vino…

Ella hablaba de un tema con convicción y yo se lo rebatía sin contemplaciones, yo comenzaba una charla y ella me la cortaba sin remordimientos. Yo no le daba gusto, ni ella a mí, luchábamos como dos guerreros con las palabras. Ella es una mujer que no le gusta perder, yo, un hombre que no le gusta dejar ganar. Sentados a la mesa luchábamos con las miradas, con las manos, con los argumentos, en un momento el silencio reinó y quedamos suspendidos en una larga mirada de deseo, en mi interior ella sabía que yo era un guerrero, un tosco, un varón de esos que le encanta la pelea, el contacto, la fuerza. Ella podía sentirme en las palabras, ella podía sentir que si la lucha era tan fuerte en ese momento, en la cama yo sería un verdadero animal incontrolable que solamente se saciaría viéndola a ella sumisa y recocijada en su propio e intenso placer.

– ¿Sabes? – Le dije para romper el silencio -. Tú y yo estamos destinados a ésto.

-¿ A qué te refieres? – Me dijo ella en un tono cómplice, ella sabía la respuesta, pero tenía que preguntar…

– Estamos destinados a luchar, somos colegas, pero dentro de ti y de mi arde una pasión incontrolable, un fuego incandecente que nos sale de aquí. – Moví mi mano lentamente y la posé a la altura de donde dicen está el corazón-

– Ese fuego -proseguí- Te enciende…te mueve…ese fuego de la competencia lo ves en mis ojos, y lo veo en los tuyos, es una pasión que sientes por toda tu piel, corre y te toca, calienta la sangre de tus venas, te gusta sentirlo, te fascina vivir la aventura de la vida y vivirla al máximo, el calor de lo deliciosamente nuevo te encanta…te…excita.

Mientras hablaba la yema de mis dedos estaban rozando su cuello y sus hombros, sin darnos cuenta estaba yo hablándole a escazos centímetros de su boca, podía fumarme su aliento si hubiera querido, sus ojos color miel me veían absortos mientras sus carnosos labios ya estaban entreabiertos. Su piel empezó a erizarse y recordé la frase que dijo alguien alguna vez y que ya había ella escuchado, se la dije mientras mis manos acariciaban sus desnudos muslos…

– Cuando la piel se eriza…parece como si fuera un libro completo escrito en Braille, me fascinaría…

– Leer mi cuerpo completo en Braille…- Me interrumpió-

Me acerqué a ella como un vampiro que está a punto de beber hasta saciarse de una hermosa doncella, esa, es una de mis metáforas favoritas…Le acaricié su pelo y moví suavemente sus cabellos como cuando deseo oler una una rosa que sostengo en mis manos, abrí mi boca ligeramente y bebí de la suya, me despojé de lo que me diferencia de los animales y en sus sutiles pero fuertes gemidos, que duraron toda la noche, encontré una razón más para disfrutar de lo que trae la seducción.

Es su femeinidad me deleité, en mi virilidad ella se compació, hasta que nuestros cuerpos no dieron más y el sueño nos trajo abajo…

Al amanecer desperté, me fui a ver al espejo y recordé que aún no me había afeitado la barba…

¿Qué deja la seducción? Entre muchos otros deleites, te deja el sabor de haber dado placer hasta los límites del éxtasis…Empieza a vivir y a seducir, las mujeres están a la espera de hombres que las hagan sentir mujeres, que las hagan sentir deseadas y amadas, ella necesitan ese deseo, esa fuerza incontrolable a la cual pueden entregarse y que las sostenga como un roble mientras ellas sacian sus deseos más intensos y profundos. Ellas están a la espera de hombres como tú…Empieza el camino que te llevará a eso, sé que puedes, y te ayudaremos.

Publicado por JBalleck

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